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Alfredo Cuellar

El precio de la pandemia en la educación y el drama mexicano

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EN SÍNTESIS

La educación ha sido, es y será el motor del desarrollo de las sociedades. No hay nación que haya alcanzado el progreso sin una inversión significativa en la formación de su gente. La historia nos ha enseñado que las naciones que han apostado por la educación han logrado avances económicos, sociales y culturales que las han colocado en posiciones de liderazgo global.

Desde la Revolución Industrial hasta la era digital, el conocimiento ha sido la clave para la innovación y el crecimiento. No es casualidad que los países con mejores sistemas educativos sean también los más desarrollados. Sin embargo, cuando la educación se ve interrumpida, como ocurrió con la pandemia de COVID-19, los efectos son devastadores y, si no se atienden, pueden comprometer el futuro de generaciones enteras.

EL IMPACTO DE LA PANDEMIA EN LA EDUCACIÓN MUNDIAL

 

El COVID-19 no solo trajo consigo una crisis sanitaria sin precedentes, sino que también desestabilizó los sistemas educativos en todo el mundo. El cierre de escuelas dejó a millones de estudiantes sin acceso a la enseñanza presencial, y aunque muchas naciones hicieron esfuerzos para adaptarse con educación en línea, la realidad es que esta medida no fue suficiente para evitar el rezago.

EL REZAGO EN ESTADOS UNIDOS

Algunas naciones han logrado enfrentar la crisis con políticas efectivas para recuperar el terreno perdido. Estados Unidos, por ejemplo, ha estado evaluando los efectos de la pandemia en el aprendizaje y tomando medidas para corregir la situación. Un reciente informe elaborado por investigadores de Dartmouth, Harvard y Stanford reveló que la recuperación educativa ha sido lenta y desigual en los distintos estados del país.

Los datos muestran que en Massachusetts, Ohio y Pensilvania los estudiantes aún están medio año por detrás en habilidades de lectura en comparación con los niveles previos a la pandemia. En Florida y Michigan, el rezago es de tres cuartos de año, mientras que, en Maine, Oregón y Vermont, la pérdida equivale a casi un año completo de aprendizaje.

 

Uno de los mayores problemas que han impedido la recuperación es el aumento del ausentismo escolar. Aunque la pandemia ya terminó, las faltas a clases siguen siendo más altas de lo normal. Como explica el economista de Harvard Thomas Kane: “La pandemia fue el terremoto, pero el aumento del ausentismo es el tsunami que sigue golpeando a las escuelas.”

Además, la crisis educativa ha aumentado las brechas sociales y raciales. Los estudiantes de bajos recursos y las minorías han sido los más afectados, lo que ha exacerbado la desigualdad, como es bien conocido, los hispanos, afroamericanos y otras minorías pagan el precio más alto con rezagos de aprendizaje.

EL DESASTRE EDUCATIVO EN MÉXICO: SIN DATOS Y SIN RUMBO

Si bien la situación en Estados Unidos es alarmante, México enfrenta un escenario aún más dramático.

En México, el rezago educativo provocado por la pandemia no solo no se ha medido con precisión, sino que ni siquiera se ha reconocido oficialmente. Mientras que países como EE.UU. han analizado la magnitud del problema y diseñado estrategias para solucionarlo, en México la administración de la Cuarta Transformación (4T), encabezada por Andrés Manuel López Obrador, y ahora con Claudia Sheinbaum ha ignorado el tema y evitado cualquier esfuerzo serio por evaluar el impacto educativo del COVID-19 y si han batallado para sostener el aparato educativo, menos se atreven a lanzar estrategias para abatir el rezago.  Por el contrario, el presupuesto se ha reducido.

El gobierno de AMLO ha desmantelado instituciones, eliminado programas de apoyo a escuelas y promovido una reforma educativa –la Nueva Escuela Mexicana (NEM)– que carece de claridad, objetivos concretos y evidencia científica que respalde su efectividad. En lugar de enfocarse en recuperar el aprendizaje perdido, el sistema educativo mexicano ha sido sometido a un experimento ideológico sin pies ni cabeza, lo que profundiza aún más la crisis.

El rezago en México no solo es académico, sino también estructural y administrativo. Mientras otros países han implementado estrategias de tutoría, programas de verano, medidas para reducir el ausentismo que incluyen apoyo psicológico, en México ni siquiera se tienen cifras claras sobre cuánto han perdido los estudiantes.

La falta de información es en sí misma un síntoma de la negligencia gubernamental. Sin datos precisos, es imposible diseñar políticas efectivas para enfrentar el problema. Como resultado, millones de niños y jóvenes están condenados a un futuro incierto, con menos oportunidades de desarrollo personal y profesional.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL REZAGO EDUCATIVO EN MÉXICO

El retraso en la educación no es solo un problema académico; es un problema económico y social de gran magnitud. Un sistema educativo deficiente se traduce en una fuerza laboral menos capacitada, menor productividad, disminución de recaudación fiscal y una brecha creciente entre México y los países que sí han priorizado la educación. El impacto se verá reflejado en:

✔️ Menores ingresos para los futuros trabajadores: A menor educación, menores salarios y menor movilidad social.

✔️ Menos competitividad para el país: Sin una educación sólida, México tendrá dificultades para atraer inversiones y competir en la economía global.

✔️ Mayor desigualdad y violencia: La falta de oportunidades educativas alimenta la pobreza, la desigualdad y la criminalidad.

✔️ Fuga de talento: Los jóvenes que puedan buscarán oportunidades en el extranjero, dejando al país con un déficit de profesionales calificados.

México está perdiendo la oportunidad de corregir el rumbo y preparar a su población para los desafíos del siglo XXI. Mientras otras naciones están invirtiendo en educación, ciencia y tecnología, México sigue sin siquiera reconocer el problema.

RECOMENDACIONES

Para abordar los desafíos educativos que enfrenta México y asegurar un futuro prometedor para las próximas generaciones, es crucial implementar una serie de estrategias basadas en evidencias y mejores prácticas internacionales. A continuación, se presentan algunas recomendaciones clave:

  1. Evaluación y Transparencia: Es fundamental realizar una evaluación exhaustiva del impacto de la pandemia en el aprendizaje de los estudiantes. Sin datos precisos, es imposible diseñar políticas efectivas. Se debe establecer un sistema transparente de recolección y análisis de datos educativos.
  2. Inversión en Educación: Aumentar el presupuesto destinado a la educación es esencial. Esto incluye no solo la infraestructura escolar, sino también la capacitación de docentes, programas de tutoría y recursos educativos.
  3. Reducción del Ausentismo Escolar: Implementar programas para reducir el ausentismo escolar, como incentivos para la asistencia regular y apoyo a las familias que enfrentan dificultades para enviar a sus hijos a la escuela.
  4. Programas de Recuperación: Desarrollar programas de recuperación educativa, como clases de verano, tutorías personalizadas y actividades extracurriculares que ayuden a los estudiantes a ponerse al día con el aprendizaje perdido.
  5. Inclusión y Equidad: Asegurar que las políticas educativas sean inclusivas y equitativas, prestando especial atención a las comunidades más vulnerables y a las minorías que han sido desproporcionadamente afectadas por la pandemia.
  6. Innovación y Tecnología: Fomentar el uso de tecnologías educativas innovadoras que faciliten el aprendizaje a distancia y complementen la enseñanza presencial. Esto incluye la capacitación de docentes en el uso de herramientas digitales y el acceso a dispositivos y conectividad para todos los estudiantes.
  7. Colaboración Internacional: Aprender de las experiencias de otros países que han enfrentado desafíos similares y han implementado soluciones exitosas. La colaboración internacional puede proporcionar valiosas lecciones y recursos para mejorar el sistema educativo mexicano.

LA EDUCACIÓN: LA ÚNICA VÍA PARA EL PROGRESO

A pesar de todo, la verdad sigue siendo innegable: no hay mejor camino para una nación que atender la educación de sus ciudadanos. La historia demuestra que los países que priorizan la educación logran salir adelante, mientras que aquellos que la descuidan se estancan en la pobreza y la inestabilidad.

Si México quiere un futuro con oportunidades, crecimiento y desarrollo, es urgente que recupere el tiempo perdido y transforme su sistema educativo con base en evidencia, no en ideologías. El desafío es enorme, pero la solución es clara: sin educación de calidad, no hay futuro para México.

 

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