Impulsan la reactivación del petróleo kurdo para estabilizar precios y limitar la influencia de Irán en la región
El gobierno de Donald Trump intensificó sus esfuerzos diplomáticos y económicos para que Irak reanude las exportaciones de petróleo kurdo, en un intento por reducir los precios del crudo y aumentar la presión sobre Irán. Según el análisis de mercado de Antonio Di Giacomo, analista de mercados financieros para LATAM en XS, esta iniciativa se enmarca en la estrategia de “máxima presión” de Estados Unidos, cuyo principal objetivo es eliminar por completo las exportaciones de petróleo iraní.
Si bien las autoridades iraquíes negaron haber recibido amenazas directas por parte de Washington, “diversas fuentes señalan que la presión estadounidense fue determinante para que Bagdad anunciara la posible reactivación del flujo petrolero kurdo“, destaca Di Giacomo en su informe. Esta decisión se produce en un contexto de creciente tensión en Medio Oriente, donde el control del mercado energético sigue siendo un factor clave en la disputa por la influencia regional.
Uno de los principales factores detrás de esta exigencia es el cierre del oleoducto que conecta el Kurdistán iraquí con Turquía. Esta interrupción facilitó el contrabando de crudo hacia Irán, desafiando directamente los intereses estratégicos de Estados Unidos. Para contrarrestar esta situación, Washington exige que Bagdad detenga el flujo ilegal y restablezca las exportaciones oficiales a través de Turquía. La intención es debilitar la posición económica y geopolítica de Teherán en Irak y reducir su margen de maniobra en la región.
Sin embargo, la reactivación de las exportaciones kurdas enfrenta varios desafíos internos y externos. Las tensiones históricas entre el gobierno central iraquí y las autoridades kurdas complicaron las negociaciones, especialmente en lo referente a la distribución de los ingresos petroleros y los pagos pendientes. “El estado del oleoducto, que requiere mantenimiento urgente, complica aún más el reinicio de las operaciones”, subraya Di Giacomo en su análisis.
Además, las empresas petroleras internacionales que operan en la región kurda demandan garantías de pago claras antes de reanudar los envíos. Estas compañías temen retrasos o incumplimientos por parte de Bagdad, lo cual generó un clima de desconfianza que obstaculiza cualquier avance significativo. La incertidumbre en torno a las garantías financieras y los compromisos contractuales sigue siendo uno de los principales factores de riesgo.
Incluso si se logra reanudar el flujo de petróleo, su impacto en el mercado global podría ser limitado. Irak sigue sujeto a los compromisos de producción establecidos por la OPEP+, los cuales restringen su capacidad de aumentar significativamente las exportaciones. Estos límites buscan evitar una sobreoferta que podría desestabilizar los precios internacionales del crudo.
A pesar de estas limitaciones, una reactivación parcial de las exportaciones kurdas podría aliviar algunas de las tensiones geopolíticas y económicas en la región. “Una reactivación parcial de las exportaciones kurdas podría contribuir a mitigar algunas tensiones geopolíticas y económicas en la región”, señala Di Giacomo. Para Estados Unidos, este avance fortalecería su estrategia de contención contra Irán, mientras que para Irak representaría un delicado equilibrio entre las presiones internacionales y las complejas dinámicas políticas internas.
