por
Alfredo Cuéllar
A muchos escritores editoriales nos lleva un flujo de información que terminamos repitiendo lo que otros dicen. Solo con poca frecuencia hay alguien que profundiza un poco más y nos ofrece un contenido que nos saca de esa inercia repetitiva. Es el caso de Thomas B. Edsall, y su excelente artículo La Derecha Gana la Batalla por los Corazones y las Mentes, publicado recientemente en el NYT.
El presente artículo usa la información que este gran escritor nos ofrece y anticipa las repercusiones de su conclusión para especular el panorama internacional, particularmente para México y Canadá.
LA GUERRA CULTURAL
La guerra cultural es un conflicto ideológico y social en el que diferentes grupos compiten por la influencia en los valores, normas y creencias de una sociedad. Generalmente, enfrenta posturas conservadoras y progresistas en temas como educación, libertad de expresión, derechos civiles, religión, identidad de género y políticas públicas. Se libra a través de medios de comunicación, redes sociales, instituciones académicas y el discurso político, buscando moldear la cultura dominante y el comportamiento de la sociedad.
Durante décadas, la derecha estadounidense ha librado una batalla contra lo que percibe como la hegemonía cultural de la izquierda. Esta narrativa se inició o robusteció con Reagan y ha ido escalando hasta llegar a Trump. La academia, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento y las plataformas digitales han sido, según los conservadores, bastiones del progresismo. Recordemos que en USA, la palabra -progresista- es un sinónimo de liberal, de izquierda, socialista, apoyador de causas igualitarias antirracistas y otras similares. Sin embargo, en los últimos años, esta dinámica ha comenzado a cambiar drásticamente.
¿GANA LA DERECHA?
El politólogo Daniel Drezner planteó recientemente una pregunta provocadora: ¿Ha ganado la derecha la guerra cultural? Aunque la respuesta no es del todo clara, los datos sugieren que la izquierda ha perdido terreno en varios frentes.
EL VIRAJE TECNOLÓGICO Y LA NUEVA DERECHA MEDIÁTICA
Uno de los principales factores detrás de este cambio ha sido la apropiación estratégica de nuevas tecnologías por parte del movimiento conservador. Elon Musk, tras la compra de Twitter y su conversión en X, ha transformado la plataforma en un espacio más afín a la derecha. Al mismo tiempo, plataformas alternativas como Truth Social, Gab y Parler han surgido como refugios para discursos conservadores que, en otros espacios, han sido censurados o limitados.
El podcasting es la distribución de contenido de audio digital a través de internet, permitiendo a los usuarios escuchar programas o episodios bajo demanda en dispositivos como teléfonos, computadoras o altavoces inteligentes y que se ha probado tienen mucha influencia en las guerras culturales. El auge del podcasting también ha favorecido a la derecha. Figuras como Tucker Carlson, Ben Shapiro y Candace Owens dominan las listas de los programas más escuchados, mientras que los comentaristas progresistas tienen una presencia mucho más reducida en estas plataformas. Como señala Luke Winkie en Slate, “la derecha ha conquistado el podcasting” al conectar con una audiencia que busca contenido alternativo a los medios tradicionales.
TRUMP, LA GRANDES CORPORACIONES Y LA PRESIÓN MEDIÁTICA
Donald Trump ha sido un catalizador clave en este cambio. Su estrategia de confrontación con los medios y el uso de litigios contra conglomerados como Paramount y Disney han enviado un mensaje claro: las empresas que históricamente se alineaban con valores progresistas ahora deben medir su postura política con más cautela. Las demandas de Trump han generado un efecto de autocensura en varios medios de comunicación, según advierte la abogada Anna Diakun del Knight First Amendment Institute.
Además, la relación entre Trump y los gigantes tecnológicos ha evolucionado. Si bien en su primer mandato estas corporaciones fueron en su mayoría hostiles a su gobierno, ahora han cambiado de enfoque. Empresas como Google, Meta, Amazon y Apple han realizado contribuciones millonarias a su posible regreso a la Casa Blanca, lo que sugiere un alineamiento más pragmático con la nueva realidad política. Dicho de otra manera, no hay duda que las grandes corporaciones, a través de sus líderes, se han alineado con Trump, unos con más fuerza, y otros con menos, pero todos han terminado subyugados por el más icónico y radical representante de la derecha y lo conservador en un siglo, y quizá deba decirse en la historia de los Estados Unidos.
EL DECLIVE DEL LIBERALISMO CULTURAL
Mientras la derecha avanza, la izquierda enfrenta una crisis de identidad y estrategia. La academia, tradicionalmente un bastión progresista, ha sido duramente golpeada por escándalos relacionados con la libertad de expresión, la censura de conferenciantes y la politización de sus currículos. La controversia en torno a las protestas antisemitas en universidades de élite, la crisis interna en The Washington Post y la creciente desconfianza del público en la prensa liberal han debilitado la autoridad cultural de la izquierda.
Asimismo, la influencia de los medios de comunicación progresistas ha disminuido. Tras las elecciones de noviembre, los canales liberales como CNN y MSNBC han visto caer drásticamente su audiencia, mientras que Fox News ha consolidado su dominio. Este fenómeno refleja una creciente preferencia del público por narrativas más alineadas con el espectro conservador.
EL MENSAJE CONSERVADOR: SIMPLE Y EFICAZ
Parte del éxito de la derecha en la guerra cultural radica en su capacidad para articular mensajes simples y directos sobre temas que generan ansiedad en la población. Cuestiones como el crimen, la inmigración y la inflación han sido aprovechadas eficazmente por los conservadores para movilizar votantes y consolidar su presencia en la opinión pública.
Como señala la experta en medios Anya Schiffrin, “los republicanos han hecho un trabajo sobresaliente en la construcción de una infraestructura mediática alternativa, desde la radio hasta las redes sociales, que refuerza su mensaje y moviliza a sus bases”. Mientras tanto, la izquierda ha perdido terreno al enfocarse en discursos más académicos y menos emocionales, alejándose de las preocupaciones cotidianas del ciudadano promedio.
REPERCUSIONES INTERNACIONALES: MÉXICO Y CANADÁ EN LA MIRA
Si la derecha estadounidense consolida su dominio tanto en la esfera política como en la cultural, sus efectos no se limitarán a Estados Unidos. México y Canadá, los dos mayores socios comerciales y geopolíticos de EE.UU., ya han comenzado a sentir la presión de este giro ideológico.
MÉXICO: MAYOR CONTROL MIGRATORIO Y PRESIÓN ECONÓMICA
El cambio en la narrativa política estadounidense podría endurecer las relaciones con México, especialmente en materia migratoria. Con un Trump fortalecido políticamente y respaldado por una cultura conservadora en ascenso, es probable que la presión sobre México para frenar la migración aumente exponencialmente. El envío de 10,000 soldados mexicanos a la frontera, anunciado recientemente, es solo un indicio de la creciente cooperación forzada entre ambos países en este tema.
En el ámbito comercial, la guerra cultural también puede traducirse en tensiones económicas. El regreso de Trump a la Casa Blanca con un Congreso y una élite corporativa alineados con su visión ha resultado en la reimposición de aranceles o restricciones comerciales bajo el argumento de proteger la manufactura estadounidense, aumentar la seguridad nacional, o bien presionar negociaciones con agendas conservadoras que favorezcan la versión que tiene la derecha para Estados Unidos. México, cuya economía depende en gran parte de las exportaciones hacia EE.UU., y de las remesas se vería obligado a renegociar acuerdos clave bajo términos más desfavorables.
Además, la influencia de la narrativa conservadora en los medios estadounidenses ha reforzado estereotipos negativos sobre los migrantes mexicanos, lo que ha creado un impacto en la opinión pública y en políticas de integración dentro de EE.UU. Su agresivo programa de deportaciones afectará el envío de remesas a México.
CANADÁ: UN CONTRASTE IDEOLÓGICO QUE GENERA FRICCIONES
En contraste con México, Canadá ha mantenido una postura mucho más alineada con el progresismo y la agenda liberal en temas como cambio climático, diversidad e inclusión. Sin embargo, el ascenso de la derecha en EE.UU. podría representar un desafío directo a las políticas de Justin Trudeau y del Partido Liberal.
RECHAZO AL CALENTAMIENTO GLOBAL
EE.UU. en el segundo mandato de Trump no ha perdido tiempo en rechazar las políticas ambientalistas y revierte regulaciones sobre energías limpias, Canadá se encontraría en una posición incómoda, especialmente en el sector energético. Una administración republicana con un fuerte respaldo cultural podría impulsar más proyectos petroleros y reducir restricciones ambientales, lo que afectaría directamente los acuerdos climáticos con Canadá.
Además, la creciente influencia del conservadurismo en redes sociales y plataformas digitales podría alimentar movimientos similares dentro de Canadá, desafiando la hegemonía progresista del país. Ya hemos visto ecos de esta tendencia con el auge del movimiento conservador en provincias como Alberta, donde las políticas más alineadas con la derecha estadounidense han comenzado a ganar tracción.
CONCLUSIÓN: EXISTE YA UN NUEVO ORDEN CULTURAL
La lucha por el dominio cultural en Estados Unidos está lejos de terminar, pero los signos son claros: la izquierda ya no posee el monopolio del discurso público. La derecha ha logrado establecerse en espacios que antes eran exclusivamente progresistas, aprovechando nuevas tecnologías, redes alternativas y estrategias de presión mediática.
Para México y Canadá, este cambio representa un reto importante. Mientras México podría enfrentar una mayor presión en temas migratorios y comerciales, Canadá podría dar marcha a atrás a su modelo progresista por una ola conservadora con fuerte respaldo desde el sur.
Si esta tendencia continúa, el panorama cultural y político de América del Norte será muy distinto al que muchos esperaban. La pregunta ahora no es solo si la derecha ha ganado la guerra cultural, sino si la izquierda será capaz de reinventarse para recuperar su influencia en una sociedad cada vez más polarizada. El mensaje de Thomas B. Edsall es contundente: La derecha está ganando.